Los niños ya no nacen con un pan debajo del brazo, eso es pasado. Ahora los niños nacen con un smartphone en una mano y una tablet en la otra, por no decir que además llevan un smartwatch en la muñeca y algunas de sus pasiones son aprender a programar aplicaciones, videojuegos y hasta robots.
Si el profesorado domina la tecnología podrá invertir todo el tiempo que utilizaba en leer el libro de texto en clase en cosas más útiles para el alumno, como resolver dudas o crear ejercicios y trabajos en grupo.
Se trata de pasar de un alumnado pasivo a un alumnado activo. «Cuando el profesor entiende el potencial de la tecnología el nivel de sus clases se dispara porque tiene tiempo de trabajar con los alumnos. Se convierte en un guía y deja que los alumnos tomen el control de su aprendizaje».
La gamificación, el método que aplica la psicología del juego a la educación, es un plus de motivación para los alumnos y, cuando el profesor aprende a diseñar experiencias, su trabajo dejará de ser pasivo (diseñar la charla del día siguiente) y se convertirá en activo, ya que ahora diseñará juegos de aprendizaje interactivo para el aula.
Toda la noticia en el siguiente enlace:EL MUNDO – EDUCACIÓN: Vuelta al cole
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